Más allá de consideraciones historicistas, de índole estética o simplemente de lenguaje, la intervención en el palacio del Marqués de Gastañaga, se plantea desde el entendimiento de la arquitectura como un proyecto vivo sobre la cual se debe actuar utilizando el edificio preexistente como un material más en la construcción de la idea de proyecto y la construcción de la ciudad.
Este es nuestro planteamiento. Siempre la historia ha trabajado con sedimentos. Aprovechando lo mejor de cada uno. Limpiamos el ornamento banal del palacio, quitamos la desproporcionada y antifuncional cubierta amansardada del edificio y dejamos la más potente y rigurosa fenestración del edificio desprovisto de todo lo superficial y pastiche para revalorizar su potencia plástica en muros, así como el orden compositivo abstracto de sus huecos.